Más allá del contenido de una obra, el simple acto de leer está asociado a una fuerte carga simbólica. Por ejemplo, la lectura se relaciona generalmente con la tranquilidad y la armonía, en el sentido en que se identifica con un momento de desconexión y relajación del individuo frente a su cotidianidad, en el que encontrarse con sí mismo y con sus pensamientos. En cuanto a la experiencia desde el punto de vista cultural, también se vincula a la adquisición de conocimientos y al enriquecimiento personal. Para la lectura de las obras del itinerario, he compaginado tanto los libros impresos como los archivos electrónicos (caso de las obras teatrales). Personalmente (y atendiendo únicamente a la experiencia, sin tener en cuenta el contenido de los libros), he disfrutado más de la lectura en papel, en parte porque me conecta de cierto modo con mi infancia, etapa en la que, como siempre me cuentan, acudía a todas partes con un libro bajo el brazo. Lo cierto es que hace un tiempo que leo con menos frecuencia, algo que achaco al aumento de mis responsabilidades académicas, de los estímulos electrónicos a mi alrededor y del tiempo que paso con mis amigos. Esto me produce cierto pesar, pues los libros siempre han sido el mejor amigo al que he recurrido cuando sentía la necesidad de estar conmigo mismo y, como digo, me transmiten cierta nostalgia de los momentos más felices de mi infancia.
Pero, como es lógico, el contenido de los libros no puede quedar eclipsado por la experiencia de la lectura. En efecto, las obras de lectura propuestas en esta asignatura me han dado la oportunidad de reflexionar sobre gran cantidad de temas, algunos de los cuales ni me había planteado. En este sentido, creo que la experiencia más enriquecedora fue la de Siglo mío; bestia mía, pues le di un sentido muy personal, dado que la obra me pareció propicia para ello. Siguiendo la metáfora de la autora de proceso personal como travesía marítima, adapté muchas de mis reflexiones originales a las situaciones de los personajes. La sensación de pasar desapercibido al ser el nuevo en llegar a un sitio me resultó muy familiar cuando la protagonista hablaba de un mundo que parece ignorar al individuo, y así lo reflejé en el comentario de la obra. También realicé un proceso de abstracción parecido con respecto al símil de las velas, donde encontré otra oportunidad para extraer mi propio significado aplicable a mi experiencia personal.
Por concluir con un ejemplo concreto (y que no haya mencionado en entradas anteriores), recuerdo una fragmento de Psicosis 4:48 que me llamó especialmente la atención. Este contexto de pandemia ha traído muchas consecuencias consigo, y entre las que más perjuicio han ocasionado se encuentra la consecuente disminución del contacto con nuestros seres queridos. Alejarme de personas importantes probablemente ha sido, a nivel personal, el efecto más nocivo de esta situación atípica. Volviendo a Psicosis 4:48, hacia el final de la obra recuerdo un fragmento en el que se enumeran una serie de razones que generan un sentimiento de plenitud, y que yo interpreté personalmente como una “lista de motivos para vivir”. La obra trata de justo lo contrario, así que me costó darle una interpretación a esa parte concreta dentro del texto completo. Sin embargo, a mí me llegó especialmente, pues yo lo percibí como un recordatorio para los momentos de fatiga emocional sobre las razones que me motivan a seguir adelante con mi día a día, que no son más que el cariño y la atención de las personas que a las que quiero y admiro.
Concluyendo, me alegro de haber tenido esta asignatura en este momento de mi vida, pues me ha ayudado a despertar de nuevo el gusanillo por la lectura y, ahora que ya he completado todas los libros pertenecientes al itinerario obligatorio de la asignatura, ya tengo una nueva pila de novelas en la mesa de mi escritorio que estoy inquieto por comenzar.